Ahora, la Tercera. Por una república popular y democrática

Cada 14 de abril conmemoramos el aniversario de la proclamación de la Segunda República. En 1931 la ciudadanía acabó con un régimen monárquico corrupto que hacía aguas en lo social, en lo económico y en lo político. El pueblo exigía mejorar sus condiciones de vida y de trabajo y decidir su destino. Con su movilización trajo la república.

Siendo muy grave la corrupción de los Borbones, el problema es la monarquía. Una institución no democrática, que no hemos votado, que proviene de la dictadura fascista y que hereda la jefatura del Estado por privilegios de sangre. Que nos presentan como un símbolo del estado, como un ejemplo a seguir. Tanto que es el modelo al que aspiran tantos y tantas en la corte, el de los privilegios, el del pelotazo, el de la impunidad.

Nuestro país debe pasar página y avanzar hacia la Tercera República, como una salida real a las necesidades y reivindicaciones básicas de la mayoría social, con un contenido político, social y económico antioligárquico y al servicio de la clase trabajadora y el pueblo. Un proceso constituyente hacia un nuevo marco político-constitucional, la república, y un sistema económico y social alternativo al neoliberalismo capitalista, el socialismo.

No se trata solo de elegir la jefatura del Estado. Es imprescindible un cambio político-constitucional que profundice la democracia, que establezca mecanismos reales de participación en la vida pública y en la toma de decisiones, y que reconozca los derechos democráticos de los pueblos del Estado y la realidad plurinacional como rasgo constitutivos de la misma.

Se trata de una Tercera República democrática y popular que garantice los derechos políticos, laborales y sociales, que defienda lo público como fundamento del sistema financiero, de la economía productiva y que implante un desarrollo sostenible y equitativo. Un sistema económico y social que garantice empleo y sueldo digno, vivienda, servicios públicos: educación, sanidad, pensiones, protección social y cultura, y presente y futuro para la juventud, subordinando al interés general a la oligarquía.

El sesgo patriarcal de la monarquía es una evidencia histórica que se perpetúa en la actualidad. Necesitamos la unidad de lucha entre feminismo y republicanismo. La república debe traer una sociedad democrática, igualitaria, feminista y solidaria.

Nos encontramos en un tiempo complejo y difícil. La guerra ha vuelto a Europa. Y los gobiernos de la UE sometiéndose a las exigencias de la OTAN, en contra de los intereses de sus pueblos, aumentan los presupuestos militares al servicio del complejo industrial militar. En Oriente Medio, somos testigos del genocidio del pueblo palestino perpetrado por el criminal régimen israelí, con el patrocinio explícito de EEUU y la complicidad de la UE.

El PCE hace un llamamiento a la defensa de La Paz como un valor de los pueblos que en todo el planeta sufren las guerras de agresión imperialistas. El ¡no a la guerra! es uno de los pilares de nuestra propuesta de nuevo país, al igual que la Constitución de la Segunda República renunció a la guerra como instrumento de política internacional.

En este 14 de abril, reiteramos nuestro compromiso de seguir trabajando de manera unitaria por la construcción de un bloque político y social alternativo, de unidad popular, en torno a un programa para la construcción de un nuevo país que supere el régimen monárquico en el que se sustenta la oligarquía económica y financiera.

Llamamos a la movilización del conjunto de las fuerzas de progreso, a la clase trabajadora y toda la ciudadanía a favor de la Tercera República. Llamamos a participar en las acciones unitarias convocadas en torno al 14 de abril por el movimiento republicano en defensa de la democracia y contra la corrupción,  por lo público, los derechos políticos y sociales, y los valores republicanos de Paz, Libertad, Justicia, Igualdad, Feminismo, Laicidad, Memoria, Cultura y Solidaridad.

¡Viva la Tercera República!

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