Sus beneficios o nuestros pueblos

Comunicado ante el cierre de sucursales bancarias en los pueblos

Día sí y día también leemos nuevas noticias de oficinas bancarias y cajeros que se clausuran en el medio rural. Día sí y día también nos apercibimos del desprecio de la banca ante los habitantes de los pueblos, que ven continuamente cómo se les reducen los servicios y se les condena a una vida más difícil que a los habitantes de las ciudades.

Las últimas noticias en este sentido nos las proporciona una entidad infame llamada Unicaja, que en nuestra provincia ha suprimido sus despachos en Becilla de Valderaduey, Fuensaldaña, Laseca, Montemayor, Mucientes, Santovenia de Pisuerga, Traspinedo y Villanueva de Duero, dejando solamente dos cajeros en Fuensaldaña y Santovenia, respectivamente.

Esta maniobra se inserta en una operación general de clausura de despachos rurales por parte de este banco en toda España, lo que pone de manifiesto su absoluto desinterés por los habitantes de los pueblos, sobre los que prima la voluntad de sus propietarios de ahorrar los costes que implica dar ese servicio. Asimismo, forma parte de la dinámica de destrucción de servicios y tejido económico en el ámbito rural, que está haciendo que sea imposible desarrollar en éste la vida, forzando la emigración y la despoblación de amplias áreas, como ocurre en nuestra provincia.

Si estos señores capitalistas de abultada cartera dijeran que es porque la empresa está en crisis, seguiría siendo inaceptable que tuvieran que perder el servicio los habitantes del medio rural. Pero es que todo forma parte de un «Plan Estratégico 2022-2024» y de unos «objetivos de eficiencia» con la vista puesta en concentrar aún más el capital bancario en un proceso de fusión con Liberbank. Es decir, se trata de aumentar los beneficios de la minoría burguesa al frente del banco, que ahora reunirá un capital todavía mayor, destruyendo la capacidad de acceso de los habitantes de los pueblos a sus propios ahorros (con los que, precisamente, la banca hace las inversiones que le proporcionan pingües beneficios).

Hay que recordar que la banca —que no la banca capitalista— constituye un servicio esencial a través del cual se canalizan salarios, pensiones, impuestos, transacciones…, y que la ausencia de una banca pública obliga a lidiar con la banca privada, cuyo objetivo máximo es siempre aumentar sus beneficios realizando inversiones con un dinero ajeno al que, en ocasiones como ésta, no dejan acceder a sus legítimos propietarios.

La solución, en consecuencia, es una banca pública. Pero sabemos que bajo el capitalismo no es operable, dado que la actual banca reúne en sí el capital financiero, industrial y agrario del país y transnacional, y tiene la capacidad de imponer en todo momento sus reglas del juego por encima de los gobiernos, que cuando no actúan directamente a su servicio y albergan propósitos reformistas se topan con la imposibilidad de actuar de hecho contra el gran capital.

Igualmente, parece quimérico exigir una mayor inversión, en general, en servicios en el ámbito rural cuando la dinámica del capitalismo es reducir impuestos a los grandes propietarios para maximizar sus beneficios. Pero es que, incluso si esto se revirtiera y se apostara por una fiscalidad más progresiva, seguiría siendo imposible dotar al ámbito rural de todo lo que necesita para sobrevivir, incluido un renovado tejido industrial.

Bajo el capitalismo los pueblos están condenados a morir y nuestra provincia, como otras amplias zonas de España, está destinada a verse despoblada.

La solución real es acabar con el capitalismo. Es construir un sistema alternativo donde no rijan los intereses de las minorías propietarias, sino de la amplia colectividad que trabaja, construye y genera la verdadera riqueza. Es asegurar unas condiciones de vida crecientemente dignas para la población trabajadora de las ciudades y el campo, garantizando los servicios y el equilibrio y la solidaridad entre los territorios. Es dar el poder político —y, por lo tanto, la capacidad de actuar en todos los ámbitos— a las clases trabajadoras de la ciudad y el campo. La solución real es el socialismo.

Son sus beneficios o nuestros pueblos.

Es el capitalismo o la vida digna.

Por nuestros pueblos, por nuestra gente, ¡construye socialismo!

Organízate y lucha.

Salir de la versión móvil