Durante el próximo curso 2024/2025 se iniciará un nuevo ordenamiento de la Formación Profesional. El planteamiento que nace de la Ley 3/2022, se ha adaptado a la realidad de Castilla y León mediante diferentes borradores que no se han consolidado y que denotan una falta de planificación y propuesta seria de cara a garantizar la calidad educativa.
Tanto la Ley como su adaptación parten de la premisa de todo lo que se venía comentando hace tiempo: dignificar la FP, al menos en apariencia. Desde el PCE en Castilla y León tenemos argumentos de sobra para decir que las modificaciones incluidas no dignifican los estudios de Formación Profesional sino que en muchos casos van a maquillarse o incluso complicarse:
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La falta de planificación: nuestra incertidumbre. La forma en la que se ha gestionado la adaptación de la nueva Ley ha llevado a la incertidumbre y el caos en nuestros centros. No se puede planificar un curso escolar sin la información necesaria en el tiempo adecuado. Se reduce la calidad educativa y se reducen las condiciones laborales, principalmente las del personal interino por la incertidumbre sobre su futuro en la que viven.
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La omnipotencia de la FP Dual. Se concibe que el formato de dualidad, es decir que las asignaturas no sólo se imparten en el centro educativo sino también en el centro de trabajo, será general ya que se entiende que es la mejor forma para aprender.
Al margen de los problemas concretos que acarrea, el trasfondo ideológico de la FP Dual está servido. La concesión de parte de la formación a las empresas implica directamente la ultra especialización del alumnado, el acceso a mano de obra barata y muy concreta que les aísla de otros sectores y posibilidades. En el caso concreto de una persona que estudie Laboratorio de Análisis y Control de Calidad, es evidente que no aprenderá lo mismo en una industria farmacéutica que en una industria metalúrgica. Esa ultra especialización, que no tiene lógica pedagógica alguna, hace precisamente que las empresas sean las que decidan qué, cuánto y cuál alumnado les es útil para mantener su funcionamiento. En muchos casos ni siquiera garantizará la inserción laboral, sino simplemente la creación de bolsas de empleo; es decir, de ejército de suplentes para las necesarias remodelaciones que sufra la empresa.
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Somos docentes, no gestores. Relacionado con el apartado anterior, cada vez tenemos menos tiempo dedicado a la docencia y más a la gestión administrativa. Durante este curso lo vivimos con la gestión de las cotizaciones de la Seguridad Social. Con la vuelta de tuerca de la dualidad, todavía está por ver la ingente cantidad de trámites que tendremos que realizar restando tiempo y energías a la labor docente. Con la omnipotencia de la FP Dual está por ver quién va a dedicar todo ese tiempo y energías: ¿Será todo el equipo docente del curso y en base a qué criterios se reparte el seguimiento? ¿Será simplemente una persona la que haga el seguimiento del total del alumnado?
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Menos asignaturas técnicas, más maquillaje. Dentro de la lógica de la FP Dual nos encontramos con que la propuesta reduce el horario de las asignaturas técnicas, de las propias de la especialidad. De esto modo se resta posibilidades a las actividades enfocadas a la profesionalización del alumnado. Lo que siempre se consideraba como parte fundamental del aprendizaje, ya que se trataba de un acercamiento o iniciación a la profesión se ve mermada por el incremento sustancial de la formación en la empresa como comentábamos.
Por otro lado se introducen asignaturas de carácter general, dando un giro de 180º a criterios pedagógicos consolidados como era el de la transversalidad. Nuevas asignaturas que traten sobre la ‘’digitalización’’ y la ‘’sostenibilidad’’ evitan que se hable de dichos contenidos en las asignaturas técnicas, algo que permitía vincular los conocimientos de esas ramas sobre lo concreto de la profesión. Separarlas merma lo que se conoce como aprendizaje significativo, pero además evidencia la intencionalidad política de dar un aire de maquillaje que entienda que la Ley y su aplicación ‘’renueva’’ la Formación Profesional. Todo ello sin hacer nada.
Se amplían también las horas del ‘’proyecto intermodular’’, una suerte de tarea de investigación a la que se somete al alumnado de FP y que salvo en casos contados se aleja completamente del objetivo profesionalizante que busca este tipo de educación. Que las y los futuros técnicos profesionales se enfrenten a una revisión bibliográfica no mejora en nada su aprendizaje, sino que genera la dinámica de enfrentarlo como ‘’trámite’’ y que en el peor de los casos les complica el fin de los estudios.
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Más proclamas neoliberales sobre el ámbito profesional. La nueva Ley contempla que la conversión del módulo de FOL en ‘’Itinerario para la empleabilidad’’ ahonde en el aumento y la centralidad de discursos neoliberales como pueden ser ‘’la empleabilidad’’, ‘’el autoempleo’’, ‘’la economía sostenible’’…dejando de lado el papel fundamental que tenían los módulos destinados a hablar principalmente de la defensa de los derechos de las y los trabajadores.
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El embudo de idiomas en todos los cursos. La gran parte de las ramas de la Formación Profesional no necesitan ahondar en un proceso de ‘’internacionalización’’ que haga ganar competencias lingüísticas. La impartición de inglés, además de restar horas para tareas propias de la rama profesional, aplica un embudo para quienes no han tenido acceso a estos idiomas o a academias específicas. En este punto es importante destacar el origen de clase del alumnado, vinculado también a que se trata de perfiles heterogéneos en edad. ¿En qué beneficia a una mujer migrante de clase obrera que cursa los estudios de técnico en cuidados auxiliares de enfermería aprender inglés durante dos cursos? Creemos que en nada y que en cambio le complica el fin de sus estudios. Nuevamente un maquillaje con el que vestir ‘’la renovación’’ de la Formación Profesional.
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El exceso de horas, la falta de respeto al profesorado de FP. Mención aparte merece en el caso concreto de Castilla y León la falsa vigencia de la ORDEN EDU/491/2012 que la Junta ha utilizado para saltarse la normativa horaria de las y los docentes de la Formación Profesional. Dicha orden, de la etapa de los recortes, supone que profesoras y profesores que se ubiquen en los segundos cursos de la Formación Profesional puedan alcanzar hasta las 25 horas lectivas (la ley marca 17, excepcionalmente hasta 19). Esa norma y su aplicación traslada el falso mensaje de que el periodo en el que el alumnado se encuentra en la empresa, el equipo docente no realiza ningún tipo de trabajo; algo que confronta con el resto de normativa educativa que ya contempla el tipo de tareas que el profesorado lleva a cabo en ese momento.
Desde el PCE-CyL creemos que la dignificación de la Formación Profesional sólo puede darse mediante el incremento de recursos: más personal, más equipamiento, mejores condiciones en el centro educativo, mejora de la formación docente y más participación del alumnado. Todo ello sin perder de vista que la Educación, tanto pública como privada, está al servicio del capitalismo. Como parte integrante del Estado y elemento fundamental de la superestructura, la educación tiene la doble función de, a la vez que naturaliza las relaciones sociales de producción, convierte a los estudiantes en mano de obra lo más barata posible, lo que se hace aún más evidente en el caso de la FP Dual. Este carácter de clase de la educación no lo va a cambiar ninguna nueva ley, pero estas sí que pueden acelerar la expulsión de la educación superior, segmentar aún más su educación o dirigir la Formación Profesional a sectores muy específicos de la clase obrera. Las concesiones a las empresas que se han ido asentando desde hace tiempo en la educación bajo el pretexto de la actualización, la modernización y la inserción laboral no responden precisamente a la necesidad de la clase trabajadora sino al incesante impulso de ganar cada vez más por parte de las empresas. Saben que controlando lo que aprende su futura mano de obra, acortan los plazos en los que la clase trabajadora se pone a generar plusvalía.
La modernización que nos va a vender el Ministerio de Educación y la Junta de Castilla y León es un simple maquillaje. Apostamos por un modelo de educación radicalmente diferente, por una Formación Profesional para nuestra clase, enfocada en sus necesidades y en sus intereses. Pero esta educación no tiene cabida en el capitalismo.
¡Por una educación al servicio de nuestra clase!