El 14 de abril de 2022 conmemoramos el 91 aniversario de la proclamación de la II República. A pesar de su corta duración, solo cinco años, del “bienio negro” y de los obstáculos y conspiraciones de los sectores reaccionarios, supuso un proceso de avances y transformaciones políticas, económicas y sociales muy importante: superación de la monarquía corrupta, limitaciones al poder de la oligarquía, derechos laborales y el derecho al trabajo como eje de la acción política, la apuesta por la dignificación de las condiciones de vida en el campo, la defensa de los derechos de la mujer, impulso de la educación y de la cultura en un país atrasado y con un 32% de analfabetismo, y el rechazo a la influencia de la Iglesia Católica y de los sectores más reaccionarios en la vida diaria de la gente.
También es una ocasión obligada de rendir un merecido homenaje a todas aquellas personas que defendieron la democracia frente al golpe de Estado fascista de 1936. Las que la defendieron antes del golpe, las que lo hicieron durante el mismo y aquellas y aquellos que lucharon por la libertades democráticas durante los 40 años de la dictadura fascista. Sin embargo, esto no será posible si miles de personas siguen desaparecidas en cunetas y fosas indignas. Mientras que el Estado no asuma su responsabilidad, no cumpla con los convenios y tratados internacionales por uno de los mayores genocidios de la historia contemporánea, no podremos pasar esa página de la historia. Seguimos exigiendo Verdad, Justicia y Reparación, por lo que urge aprobar una Ley de memoria a la altura de la dignidad de las víctimas del franquismo, que ponga fin a la impunidad de sus crímenes.
Llegamos a este 14 de abril tras dos años intensos marcados por una pandemia que nos ha condicionado en todos los sentidos, situación sanitaria agravada por las políticas neoliberales que desarticularon los servicios públicos esenciales y privatizaron una buena parte de la sanidad y de las residencias de personas mayores. Privatizaciones ligadas en muchos casos a las corrupciones y los beneficios desmedidos de fondos de inversión financieros y grandes empresas.
Una situación muy complicada para las clase populares, que podría haber sido una auténtica catástrofe social sin el escudo social levantado por el Gobierno de España gracias al impulso de Unidas Podemos, y que tiene en su espíritu el proyecto de República que defendemos: un nuevo país en el que nadie se quede atrás.
También estamos sufriendo las consecuencias de la guerra en Ucrania, un fracaso colectivo para los intereses de todos los pueblos. Una intervención militar inadmisible de la Rusia capitalista que no puede desvincularse de su origen: la constante expansión de la OTAN y de los misiles norteamericanos en Europa oriental, hasta las mismas fronteras rusas, y el golpe de Estado del Maidán que impulsaron Estados Unidos y sus aliados en Ucrania en 2014. La solución nunca es la guerra, es la Paz y la cooperación y así lo expresaba la Constitución de la II República en su artículo 6: España renuncia a la guerra como instrumento de política nacional, principio rector de la acción del Estado necesario ante la actual escalada bélica.
Como en todas las guerras hay importantes intereses económicos detrás. El negocio de grandes multinacionales de EEUU con el incremento de los precios y las exportaciones de gas a Europa y la intensificación de las ventas de armas ha crecido de forma exponencial, frente al empeoramiento de las condiciones de vida de los pueblos europeos.
Estamos en una situación económica y social que afecta a la clase trabajadora, a importantes sectores sociales y con especial crudeza a las mujeres y a la juventud. En la fase actual el sistema capitalista coacciona, con todas sus fuerzas y recursos, para que se apliquen políticas neoliberales contra la mayoría de la población y por ello una tarea prioritaria es trabajar para vincular, unir y sumar las diferentes luchas y movilizaciones para avanzar en la construcción de la unidad popular, del bloque político y social alternativo, constituyente y republicano.
El proceso de restauración del régimen monárquico pretende mediante determinadas reformas y algunos retoques mantener las bases sobre las que se sustenta: un modelo económico y social en beneficio de una minoría, el mantenimiento del poder del sector financiero, una democracia limitada y controlada y la monarquía. Frente este rediseño del régimen monárquico es necesario construir una alternativa programática y un espacio político y social lo más amplio y unitario posible.
Siempre, pero especialmente en la situación actual la República es la mejor salida para la inmensa mayoría de la población y para todos los pueblos del Estado. Planteamos un proyecto republicano para la España del siglo XXI. Un proyecto en el marco de la construcción de un nuevo país. Una propuesta de República que se configura como alternativa al marco político-constitucional (monarquía parlamentaria) y fundamentalmente al modelo económico y social (neoliberalismo). Un proyecto republicano ligado a la solución de los problemas reales de la gente, de la mayoría social trabajadora. La República como una salida real a las necesidades y reivindicaciones de la ciudadanía, con un contenido antioligárquico y al servicio del pueblo.
No se trata solo de elegir la jefatura del Estado, que también, se trata fundamentalmente de construir un nuevo país. De instaurar una República que garantice empleo digno frente al paro y la precariedad, servicios públicos frente a privatizaciones, vivienda frente a desahucio, igualdad real entre mujeres y hombres frente a desigualdades y violencias machistas, pensiones dignas frente a limosnas, futuro para la juventud frente a falta de horizontes y libertades y derechos políticos frente a represión y autoritarismo.
Se trata, en definitiva, de construir una democracia real y, por tanto, participativa y una alternativa a la actual organización económica que no satisface las necesidades y el bienestar de la mayoría e imposibilita una vida digna.
El proyecto republicano que planteamos hoy a la sociedad se sustenta en los siguientes ejes:
– Regeneración democrática: más democracia. Transparencia y control democrático.
– Una economía, un modelo económico y social al servicio de la mayoría, que garantice los derechos laborales y sociales fundamentales.
– Defensa de lo público como fundamento de la economía productiva y del sistema financiero.
– Ecodesarrollo y defensa del equilibrio medioambiental.
– República feminista. Igualdad legal y real de mujeres y hombres.
– Garantizar el presente y el futuro a la juventud, que carece de mecanismos reales de participación.
– Un Estado laico. Separación real entre el Estado y las iglesias.
– Un Estado federal, que reconozca la plurinacionalidad y se base en la libre voluntad de los pueblos.
– Soberanía, paz, cooperación y solidaridad internacional. La Paz como objetivo básico.
Para avanzar en la alternativa republicana es fundamental la acción coordinada y la movilización unitaria del conjunto del movimiento republicano. El Encuentro Estatal por la República, espacio que agrupa a gran parte del movimiento republicano ha hecho un llamamiento general a realizar en el conjunto del Estado acciones unitarias por la República durante el mes de abril: manifestaciones y concentraciones, caravanas, acciones en las redes sociales, banderas republicanas en balcones y ventanas, presentación de mociones republicanas en las instituciones, debates republicanos en los distintos canales, etc.
Un buen instrumento para plantear y extender el debate Monarquía o República está siendo la Consulta Popular Estatal, que se celebrará el 14 de mayo de 2022. En las sociedades democráticas los pueblos deciden sobre todas las cuestiones que les conciernen. La mayoría de la población actual no tuvo oportunidad de votar la Constitución de 1978; pero quien sí pudo hacerlo, no tuvo la opción de elegir sobra la forma de Estado, ya que fue hurtado del debate en la llamada Transición democrática. Ni en aquel momento ni posteriormente hemos podido decidir.
Esta Consulta Popular no puede tener un carácter vinculante, pero es una vía de libre expresión, participación ciudadana y un acto democrático. Será además una jornada de democracia participativa y un acto popular en el que podremos pronunciarnos sobre una cuestión que nos concierne directamente y sobre la que tendríamos que tener el derecho democrático a decidir.
Cuando el PCE decidió su apoyo a la Consulta acordó tres objetivos políticos: ampliar el debate Monarquía/República en la clase trabajadora y el pueblo; difundir la alternativa republicana del Partido, la construcción de un nuevo país; y fortalecer y desarrollar el movimiento republicano.
El creciente desprestigio de la Monarquía ha creado una coyuntura más favorable a la República; tenemos que aprovechar esta situación. La apertura de un proceso constituyente hacia la República debe formar parte de las distintas luchas y movilizaciones contra las políticas neoliberales.
La acción republicana debe ser un elemento transversal a todas las luchas. La bandera tricolor no debe ondear solo en las necesarias movilizaciones republicanas, sino que debe estar presente también en las luchas laborales, en las huelgas, en la reivindicación de mejores servicios públicos, en las movilizaciones vecinales y en todas las luchas por los derechos humanos. Se trata de un discurso político que debe atravesar toda nuestra intervención en los conflictos, un elemento fundamental para que nuestra propuesta republicana sea percibida como el proyecto constituyente de un nuevo país de libertad y justicia social.
Vivimos tiempos difíciles y oscuros, marcados aún por los efectos de la pandemia, por el auge de la extrema derecha en Europa, por la guerra en Ucrania y la amenaza de conficto generalizado que acelera la crisis económica, energética y social que larva el sistema capitalista y su ansia depredadora, por eso más que nunca, con esperanza y entusiasmo, hay que seguir luchando por la Tercera, por que siempre vuelve la primavera.
¡Viva la República! ¡Viva el 14 de abril!