Salvemos el planeta, salvemos nuestros pueblos
A lo largo de este año se publicaba un informe en el que aseguraba que el mayor porcentaje de negacionistas del cambio climático se ubicaba en Castilla y León alcanzando un 10,7% de la población. Esto sólo se puede explicar por el avance de la reacción en todo el territorio y por la defensa de un sistema económico que encarna la propia destrucción del planeta: el capitalismo es incompatible con la vida. Nos sobran motivos para enfrentarnos a la reacción y tenemos mil razones para reclamar un cambio social que apueste por la preservación del planeta.
A día de hoy, las macrogranjas son un método de explotación ganadera que agrupa la producción, limitando los empleos, fomentando en la mayor parte de los casos el maltrato animal y además concentrando los residuos en puntos muy concretos. Se trata de un método de producción ganadera insostenible para el planeta, para la mayor parte de la población y en especial para nuestros pueblos. En este punto Castilla y León se lleva el bronce en el ránking de macrogranjas detrás de Aragón y Catalunya. Así, en noviembre de 2023 en nuestro territorio había 1.417.241 cabezas de ganado bovino (liderando con un 22,5% de toda España), 4.622.581 de ganado porcino (un 13,7% de España) y 2.147.532 de ovino-caprino (un 15,8% de España). Si contrastamos estos datos con el vaciamiento poblacional que se da en Castilla y en León podemos afirmar que las macrogranjas devastan nuestros pueblos. No queremos ser la cuadra de España y de la UE, queremos un trabajo sostenible con nuestro medio ambiente y que asiente población.
Vinculado al problema de las macrogranjas, se encuentra la salud de nuestras aguas. Se estima que en Castilla y León el 17,65% de las aguas de consumo, el 65,26% de las aguas superficiales y el 68,09% de las aguas subterráneas se encuentran contaminadas por nitratos. Su principal fuente son las macrogranjas y el uso intensivo en la agricultura abusando de fertilizantes.
La calidad del agua se relaciona también con aquella que podemos tener disponible para su su uso, en la medida en que la concentración de nitratos aumenta deja de estar disponible para su empleo dando lugar a sequías (técnicamente el proceso se conoce como eutrofización). Sólo en 2023 hubo 2.408 incendios, de los cuales la mayoría (346) fueron en León repartiéndose el resto de forma casi equitativa entre el resto de provincias. El calentamiento global y la ausencia de recursos para enfrentarlos, hacen que sean también nuestros pueblos quienes sufran las consecuencias de unos incendios que asolan los campos, los montes, las infraestructuras y nuestros ecosistemas; vaciando más aún todo lo que se les pone por delante.
Un territorio que no se encuentra bien comunicado y que depende especialmente del vehículo privado es un territorio insostenible. El calentamiento global no es una opinión, es una evidencia científica. Y a él contribuyen todos los residuos generados (las macrogranjas cobran un papel importante en esto) pero especialmente los gases de efecto invernadero que salen de los motores de combustión. Conseguir un territorio bien comunicado favorecería ponerle el freno a la despoblación, evitando la huida de jóvenes de nuestros pueblos que no pueden conciliar pero también serviría para enfrentarse a un calentamiento global que cada año deja más muertes en nuestro planeta.
Es por ello que una vez más los intentos por multiplicar los beneficios de unas pocas personas acaban generando problemas sobre el conjunto de la sociedad y de nuestros ecosistemas.
Debemos reclamar un futuro sostenible para nuestros pueblos y para nuestras regiones. Entendemos que un desarrollo sostenible basado en otra lógica de producción y consumo es posible, y que dada la emergencia climática mundial y la situación de nuestros pueblos es imprescindible tomar conciencia cuanto antes. Está en juego nuestra vida y la de todo el planeta: lucharemos por el Socialismo porque creemos que otro mundo y otro futuro es posible.
Salvemos el planeta, salvemos nuestros pueblos.